miércoles, 2 de abril de 2008

La idea imperial de Carlos V

Carlos V, el Imperio y España.

Bajo el impulso y dirección [del canciller] Gattinara llegó Carlos, durante los diez primeros años de su imperio, a fa­miliarizarse con su idea de emperador. Es la idea del universalismo medieval, cuyo fin e ideal consisten en la unidad política y espiritual de Occidente bajo el emperador y el papa. Su base moral la forma la creencia de una misión divina, el firme convencimiento de que es la voluntad y manifiesta disposición de Dios que él unifique, gobierne y proteja la cristiandad. En este convencimiento lo fortalecían de diferentes lados. Cuando se leyó en el Consistorio del 6 de julio de 1530 el informe del legado pontificio sobre los afanes de Carlos en favor del Concilio, casi todos los carde­nales exclamaron a una: "El emperador Carlos es el ángel enviado del cielo para la salvación de la cristiandad". [ ... ]
Con la formación de las nacionalidades y el establecimiento de iglesias naciona­les reformadas quedó destruido el alto fin de Carlos y con él la obra de su vida. [ ... ]
España, bajo el gobierno de Carlos V era sencillamente una provincia situada a gran distancia del multiforme Imperio, a pesar del sorprendente poderío de su soberano y de su importancia en Eu­ropa, a pesar de la conquista de México por Hernán Cortés y del Perú por Fran­cisco Pizarro. Verdad es que se arraigó mucho la centralización, pues Castilla y Aragón tuvieron al fin definitivamente un solo rey. La característica duplicidad personal en tiempo de los abuelos es­pañoles de Carlos, que, a pesar de la concordia del matrimonio real y de la centralización de principios y disposi­ciones, siempre fue regida Castilla pro­piamente por Isabel y Aragón solamente por Fernando, este obstáculo para la completa unidad del reino y que dio oca­sión a una duradera separación después de la muerte de Isabel, desapareció en­teramente mediante una unión perso­nal. Esta centralización tuvo una conse­cuencia muy notable: Castilla, verda­dera madre patria y núcleo del gran te­rritorio ibérico, quedó siendo para siempre sede de la familia real, de la corte y del gobierno. Castilla tomó, táci­tamente, por decirlo así, la dirección definitiva y es el imán que tiene unidos con férrea firmeza los diversos grupos de pueblos españoles. Castilla es, desde entonces, sinónimo de España; todo lo demás baja a la categoría de provincia y posesiones, como Milán y Nápoles, con virreyes. El dialecto castellano pasa a ser la lengua literaria del país, y aun hoy mismo hablar español y hablar castellano son dos expresiones equivalentes.

PFANDL, Ludwig. Juana la loca

Actividad:

  • ¿En qué consistía lo idea de imperio de Carlos V?
  • ¿Cuál fue lo situación política de España en esta época?
  • ¿Qué importancia adquirió Castilla?
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